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5 de mayo de 2011

Una noche con Carmen Amaya en el Bar del Manquet (1933)

En mayo de 1933 el Ballet Ruso de Montecarlo inauguró la temporada del Gran Teatro del Liceo de Barcelona.

… Y una noche Sebastián Gasch llevó a sus componentes, con Léonide Massine a la cabeza, al Bar del Manquet a ver bailar a Carmen Amaya La Capitana y a su tía Juana La Faraona.
Unos días más tarde Gasch lo contó:

Unos años más tarde Gasch lo recordó:

Muchos años más tarde –aunque con algún fallo de memoria (el acontecimiento fue en 1933 y no en 1935)- Gasch lo rememoró:

21 de agosto de 2010

Sebastià Gasch y la Ópera Flamenca


El amigo Alberto -siempre incisivo- ha dedicado recientemente algunas entradas al fenómeno de la Ópera Flamenca en su Flamenco de Papel

22 de abril de 2009

Pastora Pavón Cruz


Publicado en Mirador el 19 de julio de 1934
( Hasta a los más alejados de las aficiones folclóricas les ha tenido que llegar alguna vez el famoso nombre de esta mujer, verdadera institución del cante jondo, más conocido ahora con el pintoresco nombre de ópera flamenca.
Eso de ópera flamenca suena de una manera extraña y mucha gente no acierta a explicarse qué tiene que ver la ópera con el cante jondo. A pesar de las apariencias la explicación no puede ser más sencilla.
Loa concierto de cante jondo se han acogido a esta denominación porque, ante Hacienda, la opera goza de un trato privilegiado en lo que se refiere al pago de impuestos.
Eso hace posible que menudeen las manifestaciones de este arte ni conocido ni valorado suficientemente. En estos días ha desfilado en cuatro sesiones lo más granado de los cultivadores de este dificilísimo género: Cepero, Niño de Marchena, Pena (hijo), Canalejas, Pepe Pinto, Niña de los Peines, y los famosos guitarristas Montaya, Niño Ricardo y otros destacados artistas.

Pero por encima de todos estos y, casi podríamos decir de todos los que se dedican a este arte, destaca el prestigio de la Niña de los Peines, que es hoy en día, además del valor más positivo de toda la gama contemporánea, la representación más genuina de lo que el cante jondo tiene de tradición e historia por mucho que esta historia sea casi inédita. La Niña de los Peines es la depositaria del las verdaderas esencias tradicionales del cante jondo puro, de la autenticidad de los bellos estilos, que sobrevive a todas las corrupciones causadas por la comercialización del género.

La injerencia del gran público en el cante flamenco- que en principio sólo era cultura para diversión de unos cuantos en reuniones mas bien íntimas, de una selección espontánea hecha porque la gente de entonces buscaba al cante al contrario que ahora que el cante busca al público- ha hecho que en la ejecución y en la elección del repertorio mande el publico allí donde antes mandaba el artista y de ese modo, ya se sabe, al final se acaban cantando cuplés.

Es por eso que en estas cuatro sesiones hemos oído, a petición de gran parte del público, como el Niño de Marchena hacía una interpretación de un cursi subido de ese fragmento de los hermanos Quintero de Amores y amoríos: “Era un jardín sonriente –era una tranquila fuente- de cristal”, poniendo en ello todo el alma y un montón de condiciones persónela que son un prodigio y ha hecho su nombre famoso que ha llegado a ser uno de los primeros dentro del flamenco a pesar de estas lamentables desviaciones.

Hemos escuchado también como Pepe Pinto, un gran cantaor de fandangos, nos explicaba la larga historia “de la hija que vendió su honor para salvar a su madre enferma y el hombre que la compró no quiso hacer uso de ella (¡¡) y con la chica se casó”. Y como Canalejas, un muchachito que ha sido la última revelación y que es un destacado estilista después de cantar admirablemente unos fandanguillos por soleares cerraba la actuación con un cuplé. Rocío, manojito de claveles, capullito florecío…con un ritmo mezcla de pasodoble y ganas de acabar.
Y hasta hemos visto como se anuncia a la Niña de los Peines, después de 35 años de carrera, como la creadora del Manolito Re.
Todo eso ha hecho que nos acercáramos a la famosa Niña en busca de su autorizada opinión y para saber algo interesante sobre su pintoresca persona.

La hemos encontrado después de muchas dificultades en la terraza de un café de la Rambla donde suelen reunirse cantaores, guitarristas, gitanos y gentes así. A pesar de que es un lugar público la Niña de los Peines tenía visitas. Estaba rodeada de gitanos y lo bueno es que a nuestras preguntas a menudo respondía todo el mundo antes que ella. Un sujeto de los más decidido nos interrumpió diciendo: “usté, lo que tiene que poné en los diarios es que la Niña de los Peines es mundial” casi dando por acabada una entrevista que acababa apenas de comenzar.

Yo, de verdad, me llamo – nos dice la Niña - Pastora Pavón Cruz, nací en Sevilla hace cuarenta y tres años en el la calle del Valle 19 y soy gitana como toda mi familia
- …?
Debuté por casualidad, o mejor dicho por delegación, en una caseta de la Feria de Sevilla donde cantaba mi hermano Arturo, aquí presente (“Muy señor Mío” …Choque de manos) al sustituirlo un día en que estaba bebido. Esta contingencia solía darse con tanta frecuencia que comencé a hacerme célebre. Entonces tenía ocho años, o sea que de eso ya hace treinta y cinco años.
- ¿
¿Por qué me llaman la Niña de los Peines? Pues por casualidad y casi a mi pesar, porque cantaba en un estilo del que hice una creación personal. Era una especie de Tanguillo, el Tanguillo de los peines, una interpretación de una canción que de pequeña le había oído a un ciego de Pila (Sevilla). No era un estilo de mucha pureza flamenca y lo abandoné pronto. Por eso, a causa de este origen no me gusta mi nombre de guerra; me gusta más mi primitivo nombre, el que la gente me borró para llamarme siempre la Niña de los Peines.
- ¿
Cuando comencé a ser famosa me llamaban la hermana de Arturo (y aquí mira orgullosa a su hermano segura de haberle dado una satisfacción).
- -.. ¿
Mi debut formal como cantaora y ya como Niña de los Peines lo hice hacia el primer año de este siglo en Madrid en el Café del Brillante, alternando con todo lo bueno y lo mejor del cante con fundamento (es así como ella llamaba al cante serio y de buen estilo). En aquel entonces, en aquel café cantaban Arturo Pavón (su hermano), Ángel de Baeza, Manuel Torres, uno de los más inolvidables astros de la flamenquería y Chacón (Don Antonio), un cantador ante cuya memoria hay que quitarse el sombrero. En aquellos tiempos yo ganaba cuatro duros. Dona Antonio Chacón ganaba seis y era el que más ganaba. Dos años después fui contratada para ir a Jerez ganando ocho duros diarios; superaba a Chacón, con gran enfado de los consagrados. En Jerez me quedé mucho tiempo en la Primera de Jerez, la taberna más famosa y reconsagrada del mundo, entonces verdadera meca del cante con fundamento, las soleares, las seguiriyas gitanas bulerías…. todo lo que de aquí a dentro de veinte años, si Dios no lo remedia, no habrá quien pueda oírlo porque no quedará quien pueda cantarlo. Chacón hizo mucho por la conservación del cante puro y en su lucha contra el mal gusto del gran público padeció bastante; los últimos años de su vida fue bastante silbado por no plegarse a adaptar su repertorio, que era un tesoro de tradición, a los imperativos de la moda. Yo voy capeando el temporal con una pequeña dosis de transigencia, sin olvidar lo que es el cante y cultivándolo, a poco que el ambiente lo permita.
- …?

El año trece, antes de la guerra, fui contratada con el guitarrista Molina para grabar discos en París y en Berlín. Soy la primera que ha cantado flamenco para el gramófono. Cuando hice las primeras pruebas, los ingenieros alemanes lloraban al oírme cantar por soleares de tanto sentimiento que ponía.
- ..?
- He ganado mucho dinero y guardo una parte que me permita tener una vejez tranquila. De cuatro duros que ganaba cuando empecé he llegado a ganar cien, que es lo que cobro hora por cada concierto.
- --¿
- - No le puedo decir quién me gusta más y quién me gusta menos porque nuestra gente es muy susceptible y no podría hacer tantos elogios como sería preciso para que tuvieran la fiesta en paz. Le podría decir quién es hoy para mi gusto el más grande de todos los cantaores, pero no sería bien visto que lo dijera yo precisamente.
- …
- No se piense que hablo de mí. ¡Pero bueno! No de mi hermano Arturo. Se trata de otro hermano más pequeño que yo, de cuya orientación me enorgullezco, Tomás Pavón.
- La Niña de los Peines son quiere ser más explícita, pero hemos podido saber que ve en este hermano suyo a su heredero, al hombre en quien hará continuar la tradición de su nombre glorioso y toda la pureza del cante con fundamento,.
- Para acabar le preguntamos cómo nace, cómo se forma, cómo aprende y se perfecciona un cantador, cómo se hizo ella misma.
- Eso no se aprende. Se encuentra en la cuna, se absorbe de la calle y se perfecciona con la vida. Cada uno se lo hace el mismo como puede y si sale bien o mal, ya lo dicen los demás, y, a veces, tardan mucho en decirlo…
- Pero un gitano de esos que rodena siempre a la Niña quiso sacarnos de dudas; ¿Zabusté cómo fue que se dedicara la Niña al cante? Pues yo ze lo explicaré a usté en dos palabras. La Niña, zabusté, fue a Madrid con su madre para ver a su tía Tomasa, pero en cuando llegaron la tía Tomasa s’ había muerto y entonces, pos claro, no tuvo más remedio que dedicarse al cante.
- Acabamos. A la terraza iban llegando los que salían de los toros, de ver al Gallo y a Belmonte. Todo iba tomando un aire retrospectivo. La Puerta de la Paz se hallaba coronada con un crepúsculo siniestro. Subimos Rambla arriba recordando aquella copla por soleares que la Niña de los Peines ha hecho famosa:

Deja que la gente hable
Que más hablaron de Dios
Y era de mejor linaje


Ernest Guasp

(Traducción de Jesús Vidal Villalba).
Gracias, Jesús

4 de marzo de 2009

Vicente Escudero


Publicado en Mirador el 31 de octubre de 1929 página 5
"Hace unos 40 años que conocí a Vicente Escudero, un caló de Valladolid desconocido en su país, y que es, ciertamente, el mejor bailarín de flamenco.

Naturalmente nuestra amistad nació en La Rotonde.

Vicente Escudero es alto y delgado, tiene la cara tostada y el pelo engominado, unos ojos pequeños y espantados y unas manos largas y aristocráticas. Es un caló de lo más característico. Todo París habla de él como de una figura internacional.
Una madrugada le dije que me contara su vida y comenzó:

- Na; catorse año que farto d’España. Yegué aquí que tenía apena veinte año, y mis pinreles daban má güerta qu’un ventiladó.

- Pero tú ya habías bailado en España----

Y en una especie de argot Escudero confesó:
- Sí, señor …yo bailé en España, pero nunca en un teatro; por las ferias sevillanas y por los cafés cantantes y castizos; por las tabernas de pueblo, por las esquinas de las calles. Ay, ¡qué pocos son los días en que he dejado de bailar!... Yo nací en Valladolid cuando estábamos de tournée por Castilla. Mi padre vendía caballos y burros; mi madre echaba la buenaventura. Aún no levantaba dos palmos del suelo cuando ya me daba dos vueltas por el barro para ganarme el biberón. Cuando ya tuve años para poder caminar por las carreteras, iba, casi desnudo, de un pueblo al otro, de una feria a otra, con un compañero mayor que yo que tocaba la guitarra mientras yo daba pasos de farruca y de tango. ..Así recorrí todo el país palmo a palmo. Por eso conozco todos los rincones fresquitos de las carreteras y los lugares donde dan bien de beber o de comer; allá donde te puedes escapar sin pagar y donde cobran por adelantado… Tanto si caía un sol de aquellos que te aturden como si llovía …Se te endurecía la piel y recogías las ondulaciones del viento, de este viento del que yo he visto hasta la forma que tenía y, por eso, cuando bailo, tengo esta flexibilidad, porque le doy a mi cuerpo la gracia del viento cuando da vueltas.

- ¿Y después?
- Un buen día, sin otra fortuna que mis dedos y mis pies, me planté en París….A triunfar y a ganarme la vida. Y a pesar de temer que los primeros días fueran duros, no lo fueron en absoluto… Había llegado en una hora española y cuando bailaba en los restaurantes en horario nocturno el público se entusiasmaba. Caían todos los días unos francos que gastaba deprisa, porque me estorbaban en el bolsillo. .. Un día, una chica francesa de las que “hacían foyer” me pidió que le diera lecciones de baile flamenco. Ella no aprendió nada de flamenco pero yo me enamoré. Me propuso que fuéramos a Viena donde nos contratarían y pasaríamos una luna de miel deliciosa. Acepté inmediatamente. Llegamos a Viena, ella me daba semanalmente 800 coronas y se quedaba con 12000… No lo supe hasta más tarde: si no, la luna de miel se hubiera acabado de repente. Salíamos al escenario, ella daba una vuelta de pasodoble, se iba y me dejaba solo. Yo bailaba y cuando la gente me aplaudía salía ella y saludaba como si fuera ella la que me hubiera enseñado el arte. Un día me di cuenta de que yo era para aquella mujer como una foca amaestrada. Pero yo tenía veinte años. De Viena fuimos a otras ciudades hasta que llegamos a Bucarest. Y en Bucarest, bailando, se me dislocó un pie y tuvieron que llevarme al hospital. Esta francesa me abandonó dejándome sin un chavo. Al salir del hospital me dirigí al consulado para pedir ayuda. El cónsul era un alemán que no sabía una palabra de español y me dijo que volviera al día siguiente. Ni al día siguiente ni nunca quiso recibirme y no me dio ni un solo céntimo. En el hospital me daban de comer por caridad y frecuentaba un café de artistas, sin poder hablar con nadie, dado que yo, a parte del caló y el español solo sabía decir “bon soar” en francés. Nada más. Pero con signos muy significativos me hacía entender. Después me he convencido de que hay un lenguaje internacional para hacer comprender a los otros que se tiene hambre. Me contrataron de nuevo para el teatro París de Viena. Bailaba como un cojo todavía y mi arte no gustó tanto como la otra vez. Por ultimó reuní un poco de dinero y salí camino de París. En Francia acabé de curarme. De París pasé a Alemania, a Rusia, a Inglaterra, a Turquía, a Italia…He recorrido toda Europa bailando flamenco. No me puedo quejar de la vida. Una tarde, en una cervecería de Munich me dijeron a través de signos que se había declarado la guerra. Yo no sabía nada de todo eso. Los alemanes decían que duraría tres meses. No me daba miedo el mundo. Había conseguido juntar doce mil francos. Pero sí, sí…eso de la guerra no acababa de liquidarse. Italia era aún neutral y pude trabajar en unas cuantas ciudades. Cuando Italia se metió en la guerra me pasé a Suiza y no me moví hasta el armisticio. El primer pasaporte que entregó el cónsul francés el día del armisticio fue el mío. Tenía muchas ganas de volver a París. Y entonces es cuando comienza el verdadero significado de mi vida y de mi obra. Yo estaba sin civilizar, así, rotundamente. Era un salvaje al que se dejaba vagar por el mundo, que bailaba sin saber bien lo que hacía. .. Fueron los pintores suizos Adler y Batler los que me abrieron los ojos. Cuando bailaba delante de ellos decían: “Eso está perfectamente estilizado”. De momento creía que se me rifaban. En París hacía de bailarín de danzas modernas en los cabarets. Sacaba a bailar a ciertas viejas que me lo agradecían con billetes de cien y quinientos francos, pero hacer estos papeles no ha sido nunca de mi gusto. Cuando Comoedia organizó, en el año 1921, su concurso internacional de baile gané el primer premio -mil francos-. Entre el público estaba María Kusnezoff, que ya había oído hablar de mí y me pidió que le enseñase a baliar flamenco. Me aconsejó que comenzara a trabajar en teatros de barrio. Yo dije: “ o debuto con todas las de la ley o no debuto”. Me recomendó a Franck que era el amo de unos cuantos teatros de París, que me contrató a condición de que el primer día trabajara gratis. ¿Gratis? ¡Ahí te quedas! María Kusnekoff lo consiguió arreglar y me hicieron debutar en el Olympia como una “estrella”. Tuve mucho éxito, mucho. Una tarde me pasaron una tarjeta de visita. Era de un hombre estrafalario que estaba empecinado en aprender a bailar. Me persiguió de tal manera que me pareció sospechoso de ser un loco o un degenerado. Me dio una sarta de consejos y se fue después de proponerme un viaje a América del Norte. Ahora lo siento mucho. Son los inconvenientes de no estar civilizado. Si hubiera sido más civilizado me habría dado cuenta de que aquel ruso era un hombre importantísimo que actualmente es el director de la Universidad de la danza de Nueva York o Chicago. ..
- ¿Y nada más?
- Me prometí a mí mismo dejar de ser atracción de music-hall y dedicarme al arte en serio. Diaguileff me contrató para una tournée. Más tarde la Kournekoff me llevó a Niza, donde estrené una ópera española, Inés, de Ives Mirande y musicada por un ruso que se llama, si mal no recuerdo, Nicolás Boborejkin. He dado conciertos en la sala Gaveau y la sala Pleyel. Levinson habla siempre muy bien de mí. Me he dedicado antes que nadie a la organización de los balets españoles. Manuel de Falla, que me tiene mucha estima, me dio un baile castellano, La Charambita, que fue un éxito de crítica. Hay un músico valenciano que se llama Joaquín Grant que hace maravillas…Llegará a triunfar definitivamente.
- ¿Esa es tu vida? ¿No haces nada más?
- Sí, tengo alquilado el viejo Chat Noir, el auténtico, donde cantaba Salis y recitó versos Moreas.. Ahora es Academia de Baile Español. Hay mucha gente que quiere aprender a bailar. Hace tres años un notario de Toulouse vino expresamente a París para aprender el bolero… Le tuve tres meses durante ocho horas diarias en la Academia; me dio diez mil francos y se fue contento creyendo que ya lo sabía bailar.. Muchas rumberas de ochenta y cien kilos, porque tienen dinero y me pagan bien, quieren aprender a bailar farrucas y sevillanas. ..Yo las dejo hacer…A veces pienso que bailan para adelgazar y que toman el flamenco como gimnasia sueca. Pero el Chat Noir es hoy un rincón de Andalucía; de esta Andalucía que llevo dentro mí con sus bailes. Yo no querría que, falto de evolución artística, cayese el baile flamenco en la abyección. ..Nada, hombre, nada. Así es la vida. ¡Tenemos que luchar!
Dentro de poco Vicente Escudero pasará por la Sala de Proyecciones de la Exposición Internacional de Barcelona. Vale la pena ver trabajar a este hombre de una vida tan llena de avatares. Francesc Madrid"
(Traducción de Jesús Vidal Villalba).
Gracias, Jesús